Copia de relacion de algunas cosas que el príncipe de Oranges ha hecho en Hollandia, y el estado en que aquella se halla al presente.
Simancas, Archivos de Estado, Papeles de Estado, liasse 555. Overgenomen uit: L.P. Gachard, Correspondance de Guillaume le Taciturne (6 dln., Bruxelles, 1850-1857) VI, 301-305.
El príncipe de Orange fué llamado á la dicha Hollandia por los stados del pais, con condicion que, como se permitia la livertad de la religion á todos, tambien se conservaria y permitiria la antigua de la santa madre iglesia romana: por lo qual acordó el dicho príncipe no estorvar el exercicio della á los eclesiásticos católicos; solamente ordenó en Delff que por algun tiempo tuviessen las yglesias cerradas, porque, so color de los ornamentos y pinturas dellas, no subcediese algun inconveniente, lo qual se hizo hasta la Pascua, que los católicos, deseando tener algun lugar donde administrar los sacramentos y officios divinos, presentáron una requesta al dicho príncipe, pidiéndole les permitiese abrir sus iglesias. Concedióles dos, en las quales comenzáron á usar los officios católicos desde la semana santa hasta el dia de San Jeorge, en el qual los ruines de aquella villa entráron en las dichas yglesias, y rompiéron las imágenes. Y aunque, paral el remedio desta desórden, el de Orange hizo publicar por dos vezes mandatos expresos, no solamente desistiéron de su mala intencion, pero de allí adelante lo hiziéron mucho peor, no cesando hasta arruynar enteramente las yglesias; determinando perseguir y saquear á los eclesiásticos, como en effecto lo hiziéron con algunos; y pasando mas adelante, acordáron saquear los ricos, sin distinguir los huguenotes de los católicos. Y siendo entendido por un sclavin de la villa, de la misma religion, hizo juntar el consejo que en ella tienen, haciendo convocar todos los guldes que llaman, con los cuales se resolvió que con mano armada se resistiese el dicho saco. Con esta prevencion cessó aquel accidente: pero el de Orange, quitándose al fin la máscara, declaró que su intencion no era de sufrir mas el exercicio de la religion católica; y assí queda perdida en aquella parte, haste que el pays buelva á manos de Su Mag d .
Como el dicho príncipe llegó en Hollandia, se juntáron con él los estados, que son algunos nobles y los diputados de las villas, con cargo de assistir á todos los negocios importantes, principalmente á los de guerra y dinero, los quales han residido siempre con él en Delff: pero, como esta junta era de grande gasto, se ha acordado, de poco tiempo acá, formar un consejo que representase los estados, en el cual se ha puesto un consejero de cada villa grande, y dos por todas las pequeñas, con igual autoridad que los estados mismos: solamente se les ordena que, en los negocios de notable difficultad, avisen á sus colegios.
Fuera destos tiene el dicho príncipe consigo algunos particulares consegeros, y entre ellos el Wasteel de Malinas, con los cuales trata á parte sus negocios; y para el dinero tienen los estados una cámara de cuentas, que es como finanzas, donde se trata esta materia como los estados lo ordenan.
Para la justicia se puso el consejo provincial: mas en effecto no es sino una demostracion della, que no hay justicia civil ni criminal, porque los buenos, ó los que piensan que Su Mag d tornará un dia á cobrar la Hollandia, no se ayudan della; y en las villas, por la pobreza, cesan las actiones civiles; y en quanto á lo criminal, ninguno se castiga, sino es algun católico que esté en opinion de ser afficionado al servicio del Rey nuestro señor: de manera que se puede creer que, faltando la justicia, que es la que principalmente sostiene las repúblicas, puede mal lo de Hollandia sustentarse á la larga, sin caer.
Los stados de aquella provincia, porque el de Oranges pudiese yr á ella, sin ser impedido, por lo que devia á sus capitanes, y por otros ruines respectos, prometiéron de dalle 500,000 florines por una vez, con condicion que los 200,000 no se pagasen, como en effecto no se han pagado, los 300,000 si; y como, después de su llegada, viéron ser necessario entrar en guerra por restistir al exército de Su Mag d , y que el sustentalla seria de grande gasto, han intentado sacar dinero por diversas vias, como son: haver pagado al dicho principe el centésimo en la misma forma que se dió á Su Mag d , y lugeo el diezmo de todos los fructos de los bienes de cada uno; y de mano en mano han ydo inventando nuevas invenciones. Creciéron el valor de la moneda, con cierta señal en cada pieza; dobláron todos los impuestos acostumbrados; han rescatado muchos villages del pais de Utrecht, que están sobre los límites de Hollandia; han puesto tasa sobre muchas cosas que dexan sacar de Hollandia, y la mano en los bienes que los buenos vassallos de Su Mag d han dexado por seguirle, y lo mismo en los de los eclesiásticos, reciviendo las rentas y fructos por sus recividores particulares. Ultimamente resolviéron de sacar dinero por imposicion capital, ordenando que ninguno, de cualquier cualidad que fuese, sea exemto, sino es el que no tubiere valor de 100 florines por una vez, y el que los tuviera paga cada semana una placa, el que mil, diez; y assí va subiendo conforme á la hazienda de cada uno, pasando de la dicha quantitad de 1,000: para execucion de lo qual diputáron comissarios, que andan ya occupados en ello.
Por todas estas estremas exactiones y estorsiones, la Hollandia, segun lo que se puede collegir, se halla con mucha falta de dinero; y en lo venidero, se tiene por cierto hallarán muy mal recaudo para sacar mas, y no obstante las dichas esactiones, no pueden pagar con ellas su gente de guerra: para cuyo sustento, segun su tanteo, han menester ocho mil florenes al dia.
No hay en toda Hollandia villa, por pequeña que sea, donde la generalidad no esté en tal obstinacion que están resueltos de sufrir todo lo que humanamente pudieren, ántes que volver á la obediencia de Su Mag d ; y aunque hay entre ellos algunos católicos que holgarian de lo cotrario, hállanse sin autoridad, y señoreados de los otros de manera que no tendrian medio para mostrarse. La causa desta obstinacion procede en parte de cierta impresion que han hecho de la poca fe y seguridad que pueden tener de lo que se les promete, en que han caido por los libelos que á este effecto su publican, y loque los ministros acerca dello dicen en sus prédicas: con que ha venido este punto á tanta extremidad, que se puede juzgar que el único remedio para cobrar la Hollandia ha de ser la fuerza.
Todas las villas de aquella provincia, grandes y pequeñas, se fortifican; y estando, como están, en sitios fuertes, havrá travajo en ganallas por fuerza. La dicha Hollandia está bien proveida de victuallas: los que tratan en ella son Osterlines y Ingleses. Por la Mosha y la Val, les van algunas cosas y municiones de guerra. Háse ordenado por placarte que todos los vassallos renueven el juramente de fidelidad, so pena de ser declarados por enemigos del dicho de Orange: lo qual hace para asegurarse dellos mas; pero muchos no han querido obedecerle, y assí se retiran de su servicio.
La esperanza que generalmente se tiene en Hollandia es que el conde Ludovico hará alguna diversion por otras partes de los Estados, para que el exército de Su Mag d sea forzado á desistir de la empresa de aquella provincia, confiados de poder sustentar y mantener lo que traen en la mar y el dominio della.